Espacios Seguros

Publicado: Junio 10, 2020

Por Orayne Williams, Ex Estudiante de Overcoming Obstacles y Trabajador Social para Bronx Defenders

Los factores de riesgo de la falta de vivienda, la pobreza y los hogares monoparentales para los estudiantes y sus familias a menudo se pasan por alto, en lugar de tomarlos en consideración de manera integral en el aula. Según el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos, hay más de 560.000 personas sin hogar en Estados Unidos en una noche determinada. Pero la falta de vivienda no es solo la idea obvia de no tener un hogar físico; también encarna ciertos aspectos, como la ruptura de familias, que deshumanizan silenciosamente la psique de un niño.

La falta de vivienda tiene un impacto devastador en la vida de niños y jóvenes. Son más propensos a sufrir ansiedad y depresión, a desarrollar problemas de conducta y a experimentar problemas de salud. Las probabilidades ya están en contra de estos estudiantes. Por eso es absolutamente necesario enseñar a nuestros jóvenes más vulnerables habilidades para la vida en la escuela.

Proporcionar instrucción de habilidades para la vida como parte del día escolar regular permite la instrucción de habilidades críticas, incluyendo el aprendizaje social y emocional. También puede fomentar una relación solidaria entre profesores y estudiantes, creando en última instancia un espacio seguro para aquellos jóvenes que, lamentablemente y trágicamente no tienen un hogar. Si podemos satisfacer o abordar las necesidades emocionales de los estudiantes en el aula, estarán más equipados para manejar su comportamiento y regular sus emociones. Advocates for Children descubrió que un joven que experimenta la falta de vivienda tiene un 87% más de probabilidades de abandonar la escuela. Creo firmemente que nadie se queda donde se es incompredido.

Recuerdo que me sentí incomprendido en mi salón de clase cuando pasé de sentarme adelante a atrás. Lo que los maestros llamaron ser desafiante, yo llamé esconder las arrugas en mi ropa porque el refugio no tenía plancha. Lo que la maestra llamó “siguiendo la compañía equivocada”, yo lo llamé “ahogando el llanto de mi estómago que no desayunaba”. Las dos cosas que hubieran sido útiles en esta experiencia hubieran sido: (1) un espacio seguro e (2) instrucción en habilidades para la vida. Crear un espacio seguro para un estudiante que puede no tener un espacio seguro en casa es crucial para captar la atención de ese estudiante. Sin embargo, primero debemos eliminar la noción de que "los niños lo tienen fácil porque no tienen facturas ni trabajo". Esta forma de pensar me silenció la mayor parte de mi infancia y sentí que mis obstáculos no eran reales, por lo que no merecía ninguna atención especial por parte de mis maestros y de la escuela.

Crear un espacio seguro permite que los niños sean vistos y escuchados, y solo cuando los niños son vistos y escuchados tenemos toda su atención. Los maestros de habilidades para la vida y sus aulas brindan estos espacios seguros.

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